El asedio contra las organizaciones civiles | Hace un par de días, el canal de televisión alemán DW lanzó en español un documental sobre el asedio que sufren las organizaciones de la sociedad civil en el mundo y cómo en distintos países, los líderes autócratas acusan a éstas de ser instrumentos del extranjero para influir en las agendas nacionales. A través de relatos que suceden en India, Polonia y Rusia, el documental revela que la democracia se ve atacada por acciones que desde el propio Estado se manipulan: los líderes autoritarios ven con recelo el avance de las ONG’s pues son semilleros de crítica y de desprestigio a su régimen y suponen una amenaza para intereses económicos muchos mayores. No obstante, la razón por la cual estos líderes se mantienen en el poder no es otra que el mismo motivo de la existencia de agrupaciones sociales: La democracia se convierte en una paradoja en sí misma.
Mientras veía el documental no pude no ver ciertas coincidencias con el contexto actual en México; lo que suma a la reflexión de lo que en todo el mundo, de alguna manera, sucede sobre las organizaciones civiles. Por supuesto que no podrían ser idénticos los escenarios; no obstante, el avance que las organizaciones de la sociedad civil habían tenido en los últimos 20 años mostró la complejidad de gobernar en contextos donde el número de intereses y de actores se multiplica. Los líderes autocráticos son el resultado del avance propio de la democracia, donde los problemas complejos no han sabido ser atendidos por las instituciones de las muchas voces y la población opta por decisiones tajantes aunque sean autoritarias. Es en este contexto donde se enmarca la llegada de López Obrador, quien ha gobernado respondiendo con acciones que centralizan las decisiones y unifican la visión de país, a costa de la diversidad que lo llevó al poder.
Por supuesto que muchos consideraran esta aseveración como desafiante e incluso, intimidante. Pero el Estado mismo se ha encargado de construir esta narrativa y sus líderes, con tal de mantener el poder en escenarios fluidos y atomizados, hacen ver que ciertas voces de la sociedad civil son falsas o que buscan el único deseo de perder la brújula que ostentan sus gobernantes. Esto ha sucedido al menos, en los países que retrata el documental. La propia sociedad civil se divide, se polariza; y mientras unos grupos civiles reclaman atención para la defensa de derechos humanos, como por ejemplo sucede en Rusia, otras organizaciones de la sociedad rusa las atacan, defendiendo el régimen de Putin.
Es claro observar que, a través de su discurso y con el supuesto propósito de señalar la corrupción, el presidente en México ha creado la imagen de un pueblo bueno y una sociedad civil fifí. El último atentado contra las organizaciones civiles se dio en la aprobación de la miscelánea fiscal y de una reforma a la Ley del ISR, donde se limita las deducciones por donativos que realizan personas físicas a ONG’s. Así como en India se disminuyó el presupuesto gubernamental a estas organizaciones, bajo el argumento de ser influencia extranjera, en México se limita su actuación porque el presidente se cree a sí mismo como la materialización de los intereses populares. ¿Quién más podría ayudar al país que el propio López Obrador?
Postdata: Así como los líderes autócratas suponen un riesgo a la democracia, son las propias instituciones y su pluralidad las que pueden mantenerla a flote. Por José Luis Villalpando Ortega by #AgenciaInformativaGraphosCc
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