#GraphosCc #Noticias #BarradeOpinión #Columna #FRASEARIO | 2024: El ascenso de la podredumbre cerebral.
Según la Oxford University Press (OUP), el primer uso registrado de la expresión “brain rot" o “podredumbre cerebral”, en español, data de 1854 en el libro “Walden” de Henry David Thoreau, en el que el autor relata sus experiencias de vida en el mundo natural.
En su libro, Thoreau destaca el hecho de que la sociedad tiende a devaluar las ideas complejas, o aquellas que pueden interpretarse de múltiples maneras, en favor de las simples.
Con el paso del tiempo, el término ha adquirido nuevos significados, pero en la era digital, y especialmente en el último año, su significado refleja una realidad compleja y por demás preocupante. Actualmente, brain rot se refiere al desgaste mental por consumir demasiada información inútil o repetitiva.
Dicho de otra forma, la podredumbre cerebral es una metáfora utilizada para describir el deterioro cognitivo y mental que afecta a muchas personas en la sociedad actual. Es decir, un malestar profundo que tiene que ver con la desconexión entre la mente y el mundo que nos rodea, la falta de estímulos genuinos y la alienación provocada por el ritmo frenético de la vida moderna.
Inicialmente, dice OUP, la expresión brain rot ganó fuerza en las redes sociales, en particular en TikTok entre las comunidades de la generación Z y la generación Alpha, pero ahora se usa más ampliamente en el periodismo convencional, en medio de las preocupaciones sociales sobre el impacto negativo del consumo excesivo de contenido en línea.
Tal ha sido la fuerza que la expresión brain rot ha ganado durante el último año, que la OUP la eligió la Palabra del Año 2024, visibilizando con ello el ascenso de un problema que va más allá de las enfermedades neurológicas tradicionales (como la enfermedad de Alzheimer o la demencia).
El problema radica en que, en la actualidad, vivimos en un mundo saturado de estímulos inmediatos (redes sociales, videos cortos, noticias de última hora y el entretenimiento constante) que no solo afecta nuestra capacidad de concentración, sino que también está transformando nuestra forma de pensar, reduciendo la profundidad con la que analizamos las situaciones y las ideas. Y como resultado, muchas personas experimentan una desconexión de sus propios pensamientos, perdiendo la habilidad de reflexionar de manera crítica.
Bien lo dijo Nicholas Carr: En un mundo saturado de información y estimulaciones, la capacidad de concentrarse y pensar con claridad se está desintegrando. La sobrecarga de información crea una niebla mental que nubla la creatividad y el pensamiento profundo.
Y es que hoy vivimos en una era donde los estímulos externos son incesantes. Una era en la que el bombardeo de datos e información dificulta el análisis profundo y la reflexión, creando una generación propensa a aceptar lo que se le dice sin cuestionar. La velocidad con la que nos movemos y nos conectamos con el mundo impide la calma necesaria para desarrollar nuestra capacidad de pensar y reflexionar. Y es esa falta de ejercicio mental, unida a la dependencia de herramientas tecnológicas para procesar información, lo que podría llevarnos a la podredumbre cerebral colectiva.
Es fundamental, pues, que volvamos a valorar la necesidad de momentos de reflexión y concentración: Lecturas profundas, conversaciones significativas y la práctica del pensamiento crítico son herramientas esenciales para contrarrestar los efectos de la podredumbre cerebral. Solo al ser conscientes de esta tendencia podremos evitar que nuestra capacidad cognitiva se descomponga y retomar el control de nuestro pensamiento en un mundo que constantemente busca hacernos olvidar lo esencial.
A modo de reflexión sumaria, finalizo parafraseando lo dicho alguna vez por la filóloga y escritora inglesa, Zadie Smith: Lo que ha venido a llamarse la podredumbre cerebral es simplemente el resultado de la erosión del pensamiento crítico en una cultura de distracción continua. Por Aída María Holguín Baeza by #AgenciaInformativaGraphosCc
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