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#GraphosCc #Noticias #Opinión #Columna #IdeariodePalabras | Apatía ciudadana, la gran aliada de la corrupción. • Arrancamos el año con las precampañas de los partidos y coaliciones que buscan persuadir a la ciudadanía sobre sus buenas intenciones. Se hermanan con aquéllos que en otra hora protagonizaban encarnizadas riñas, señalando su falta de ética, mostrando que es posible que el agua y el aceite sí se mezclen.
Cada uno de estos bandos utiliza los datos duros a su conveniencia, descontextualizan hechos y dibujan lugares ideales donde la prosperidad es el aire que se respira. Pero son los mismos que han dejado fuera de la agenda a los campesinos, a los obreros, así como los segmentos poblacionales en situación vulnerable, porque sus carencias son ese argumento que sirve de moneda de cambio en cada campaña proselitista. Al final, solo sucederá lo que al coto en el poder le convenga, las negociaciones hechas en los sótanos nada tienen que ver con el bienestar común. Poco tiene que ver con el bienestar del país.
Por su parte, el ciudadano es el único que puede generar un cambio con acciones tan pequeñas, pero tan trascendentales como interesarse en conocer sus derechos y obligaciones, según lo establece la Carta Magna. Saber a qué tiene derecho y qué debe aportar para mantener la estabilidad social, dejando sin valor la idea de que la política es cosas de corruptos, porque es en esta esfera donde se determinan las condiciones a las que nos enfrentaremos, donde se juega en presente y el futuro de la sociedad. El peor enemigo de los votantes es la apatía, porque su silencio y pasividad entrega en charola de plata los recursos, los derechos y las oportunidades que las personas tienen para obtener mejores condiciones de vida.Entre discursos gastados, campañas negras y una evidente inconsistencia por parte de las instituciones partidistas, es claro que prometer no empobrece, pero cumplir aniquila… y no hay intenciones de cumplir.
Si hiciéramos el ejercicio diferente, en donde dejemos de ser los voceros de los partidos políticos y los retáramos a convencernos con sus logros, con hechos que beneficien solo a los integrantes de sus círculos cercanos. Si dejáramos de defender a capa y espada a un candidato, a una coalición política, para exigirles que nos muestren con transparencia su buena intención, su capacidad y sus recursos, entonces probablemente muchos dejarían de aspirar a ser funcionarios públicos, servidores de la Nación.
Ojalá que en estas próximas elecciones dejemos de contemplar la realidad y los problemas sociales desde el prisma de los partidos para que sean ellos mismos los que nos traigan consigo, que veamos más allá de las promesas y que sepamos exigir la atención puntual de nuestras necesidades. Ofrecernos seguridad, estabilidad económica y justicia social no debería ser tomado a la ligera, porque su ineficiencia se traduce en los cientos de miles de personas desaparecidas, miles de familias que deben sacrificar la educación de sus hijos para que la alacena tenga víveres, altos índices de narcotráfico, educación deficiente y una escasa tasa de desarrollo.
Dejemos de pelear por colores y siglas, unámonos para comprometer a quien gane para que cumpla lo que requerimos como sociedad, por encima de sus intereses partidistas y personales. El bienestar de cada ciudadano impacta de forma directa en su comunidad. Cerremos filas y conozcamos nuestra Constitución Política. Por Selene Borges Hansen by #AgenciaInformativaGraphosCc
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