#GraphosCc #Tlx #Noticias #Columna #XEL | Tlaxcala. La Muy Noble y Leal ciudad. II • La nobleza indígena que integraba el cabildo tlaxcalteca siempre tuvo presente el vínculo que unía a la provincia con la Corona, a finales del Siglo XVII y principio del XVIII, la elite gestó un discurso histórico que exaltaban a la provincia como baluarte de la Nueva España, para ello, se construyó la Capilla Real de indios, (hoy Tribunal Superior de Justicia) ubicada a un costado de la plaza principal, no obstante, el edificio no perduró por haber construido en un terreno fangoso, que provocó el hundimiento del templo.
El recinto albergo numerosas obras de arte, principalmente cuadros al óleo, de los cuatro señores de altepetl, del bautizo que recibieron a cargo del padre Juan Díaz y de la predicación del evangelio en la provincia por Santo Tomas, muchos de los cuadros fueron trasladados a la iglesia de San José, y al convento franciscano, a raíz del daño que sufrió el templo.
A finales del siglo XVIII se construyeron en los límites de la ciudad otra serie de templos de menor envergadura, costeados por el clero diocesano como las iglesias del Vecino, Capilla de Santa Catarina, Capilla de Jesusito, Capilla de Jerusalén, Capilla de nuestra Señora de los Dolores, Capilla de Nuestra Señora de la Soledad, Capilla y hospital de San Sebastián.
El auge y decadencia de la ciudad está ligada con los cambios que se generaron con la implantación del gobierno español en la provincia, si bien en los primeros años del Siglo XVI, la ciudad era próspera y gozaba de un gran prestigio, con el surgimiento de la ciudad de Puebla de los Ángeles, que se convertirían con el paso del tiempo en la sede del obispado y en una de la ciudades más pujantes económicamente de la Nueva España, la importancia de la ciudad de Tlaxcala decayó.
Los habitantes
La ciudad fue planeada para que residiera la nobleza indígena, sin embargo, pronto se instalaron en ella, algunos españoles que se casaron con las doncellas indígenas y de esta forma se enriquecieron, pues tuvieron acceso a los bienes de los nobles, otros ejercieron diversos oficios, que eran necesarios en la ciudad, luego se establecieron los mestizos, mulatos y esclavos libres.
La presencia de negritos, mulatos y otras castas en la ciudad se incrementó a finales del Siglo XVI, ya que durante las festividades, los días de mercado y en otras ocasiones especiales, como las ceremonias fúnebres de los monarcas, llegaban a la ciudad mulatos, mestizos o esclavos que huían de las haciendas o ranchos de la provincia, de la ciudad de Puebla o de México y se establecían por una temporada en la ciudad y después migraban.
En el Siglo XVII, existió un gran número de población negra, ya que en 1633, durante las celebraciones de semana santa, por primera vez “ en la cuaresma, el martes santo de semana santa, dieron a los negritos la procesión de nuestra amada madre Concepción”, posiblemente la mayoría de ellos eran sirvientes de las familias españolas o esclavos de los hacendados y se asentaron en los barrios situados en las afueras de la ciudad, luego el 20 de febrero de 1663, se bendijo la capilla de la Virgen de la Concepción de los negros en el templo de San Francisco, la festividad fue muy vistosa ya que durante una semana se realizaron misas y procesiones en el atrio, lo que refuerza la hipótesis de una gran presencia de mulatos y negros en Tlaxcala, sector que ha sido excluido de la historiografía oficial, pues se cree que la ciudad era exclusivamente de españoles e indígenas.
Las epidemias que azolaron a la ciudad provocaron que la densidad poblacional disminuyera y que no se generara un crecimiento urbano, pues las casas sobre todo aquellas que se encontraban a las orillas fueron abandonadas y reocupadas por mulatos, mestizos y españoles que se refugiaron en la provincia durante los siglos XVII y XVIII. Las constantes inundaciones del Zahuapán, el desbordamiento de los manantiales y barrancas provocaron la destrucción de los solares y casas ubicadas en las inmediaciones de estos sitios, por lo cual muchos habitantes abandonaban la ciudad.
El agua encharcada, la basura en las calles y la proliferación de animales de corral que vagaban por las calles, generaron un ambiente insalubre, que facilitó la propagación de epidemias de viruela, tifo, cólera que diezmaron a la población.
Espacios públicos y privados
La plaza de la ciudad, la plazuela de San Francisco, la de San Nicolasito, los Portales e incluso los atrios de las iglesias fueron espacios donde convergían las actividades económicas, lúdicas, políticas y religiosas, que aglutinaban a diversos sectores sociales, en las procesiones, se congregaban tanto las autoridades civiles, eclesiásticas, indígenas, mestizos y mulatos en orden jerárquico y cuando concluían, se iniciaba el festejo en donde se mezclaban las diferentes tradiciones culturales.
Un ejemplo es el carnaval, que no solo incorporó tradiciones indígenas, sino también afroamericanas, pues indígenas, mestizos y mulatos bailaban durante las carnestolendas a altas horas de la noche en la plaza y en los barrios de la ciudad.
Otros espacios de sociabilización fueron las tabernas, en donde aparte de vender pulques y otras bebidas alcohólicas, se cantaba y bailaba, ahí se organizaban los saraos o fandangos, en los patios de las vecindades o los jacales ubicados en las orillas de la ciudad, era sitios de sociabilizacion.
La arquitectura
Los monumentos coloniales que comprenden la mayoría de los edificios religiosos y civiles de la ciudad, se han conservados en su gran mayoría, con algunas modificaciones que se realizaron en los siglos XIX y XX, lo que no ha perdurado es la arquitectura civil de ese periodo, ya que pocos ejemplos de fachadas de casas tanto de la elite como de los sectores populares permanecen.
Desde el periodo de la independencia hasta el inicio del prósperato, la arquitectura colonial sufrió escasas modificaciones, pero a mediados del Siglo XIX se construyen edificios con estilo arquitectónico francés estilo Art Noveu, como el edificio de la Cámara de Diputados, la escuela el Pensador mexicano,(actualmente Sala de Prensa), el Teatro Xicohténcatl y las casas del gobernador Próspero Cahuantzi.
El arte
El arte virreinal en Tlaxcala conjuga elementos hispanos, indígenas y árabes, como el artesonado del convento franciscano, la capilla del Santo Sepulcro, los retablos y cuadros al óleo, tanto del convento, de la Capilla Real, de San José, las fachadas del Palacio de gobierno y los dinteles de la Capilla Real, la fuente de la Plaza principal, la iglesia de Ocotlán con su estilo barroco del siglo XVII son tan solo un ejemplo de la riqueza artística que se gestó en el virreinato.
En la segunda mitad del siglo XIX con la consolidación del porfiriato, la influencia del arte francés se evidenciaría en los edificios de carácter civil que hoy son oficinas de gobierno, y finalmente las vanguardias del siglo XX están presentes en las esculturas y arquitecturas de la sede de la Universidad Autónoma de Tlaxcala, en el Museo de Arte de Tlaxcala y en el nuevo estadio Tlahuicole. Por Guillermo Alberto Xelhuantzi Ramírez by #AgenciaInformativaGraphosCcTlx
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