#AIGCc | #Columna #IdeariodePalabras | Sepamos ser gobernados... Las obras públicas deficientes, los altos índices de inseguridad, la falta de condiciones laborales competitivas y justas, el bajo nivel educativo de las instituciones públicas y la desigualdad social, ponen de manifiesto la incapacidad de una administración pública para hacer frente a los desafíos que dirigir el país supone.
Nos hemos acostumbrado a escuchar promesas de campaña en donde nos hacen sentir que ya estamos viviendo en un México de primer mundo, donde las utopías se pueden volver tangibles, pero el golpe de realidad duele porque es, sobre todo, un insulto a nuestra confianza, a nuestra inteligencia y a nuestras aspiraciones.
Culpamos a los malos gobiernos por servirse del poder para fortalecer a los grupos partidistas y proteger sus intereses particulares valiéndose de artimañas legales, como áreas grises y, sobre todo, de nuestra ignorancia y apatía sobre temas políticos, bajo la excusa de que son tópicos que solo interesan a los corruptos, sin darnos cuenta que lo que está comprometido es nuestro presente y nuestro futuro.
Exigimos gobiernos aptos para resolver las necesidades ciudadanas, pero ¿estamos aptos para ser gobernados? Porque existe una enorme diferencia entre ser gobernados y ser sometidos. Como ciudadanos gobernados con conocimiento y cultura cívica, deberíamos saber cuáles son nuestras obligaciones y cuáles nuestros derechos; los fundamentos legales sustentan nuestras libertades y los compromisos que tenemos para contribuir con la estabilidad social. Sin embargo, pretendemos que “alguien” haga “algo” en “algún momento” y en “algún lugar”, pero si tal cosa ocurre entonces juzgamos el esfuerzo como insuficiente y nos conformamos con criticar sin tomar acción.
Ser gobernados es una elección que tomamos en las urnas. Decidimos quién, cómo y por qué nos gobernará un partido. Pero no nos interesa saber cuál es nuestro papel, de qué forma contribuimos para que las promesas sean cumplidas y podamos seguir avanzando. Desconocemos nuestros derechos y nuestras obligaciones. Queremos que se aplique todo el peso de la ley, pero en contra del vecino, porque nuestras infracciones están justificadas y estamos dispuestos a “pagar” por ello… corrupción.
Dejemos de ser clientes políticos, dejemos de ser súbditos y aprendamos que como ciudadanos tenemos el poder de la democracia, que el valor de nuestras necesidades es el que da su razón de ser al gobierno y la Estado. Ser gobernados implica un trabajo conjunto con el gobierno para establecer el rumbo que, como sociedad, hemos de seguir.
No compremos promesas baratas de campaña y endurezcamos nuestros criterios para brindar nuestro voto a un proyecto de nación. No pretendamos que la justicia social es solo un tema que le compete al Estado, porque lo que está en juego es nuestro bienestar, la justicia social y un futuro posible. por Selene Borges Hansen by #AgenciaInformativaGraphosCc
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